Si puedes distinguir los síntomas de la ansiedad por estrés, estás dando el primer paso para volver a tener la situación bajo control. La información siempre es tu mejor aliada.
Ansiedad y estrés, un clásico de estos tiempos
¿Agobiado por tener que afrontar la subida de la cuota de tu hipoteca y no saber dónde vas a recortar tu presupuesto? ¿Desbordado por la actitud de enfrentamiento constante que manifiesta tu hijo adolescente? ¿Sientes pánico cuando oyes a tu jefe hablar de reestructuración de la empresa?
Un suma y sigue de preocupaciones que no se terminan nunca. Y, todo esto, en medio de un día a día casi inabarcable: trabajo, responsabilidades domésticas, compromisos sociales y exigencias familiares. No, no es el guion de una serie de televisión. Como seguramente sabes, es una realidad para muchos de nosotros.
Esta situación de tensión ante problemas cotidianos o puntuales, pero que nos generan nerviosismo, es lo que conocemos como estrés. A veces, simplemente, estamos estresados por el temor a no poder abarcar esa agenda frenética de actividades y responsabilidades en la que hemos convertido nuestras vidas.
Y, aquí aparece la palabra clave que relaciona estrés y ansiedad, el miedo. El estrés es, básicamente, una reacción ante una realidad que nos exige en exceso. Y, cuando sentimos que no vamos a llegar, comenzamos a angustiarnos. Nos acabamos autoconvenciendo de que no estamos capacitados. Tu organismo reacciona y comienzan a manifestarse los primeros síntomas de ansiedad.
¿Cómo te sientes cuando tienes mucho estrés y ansiedad?
En este contexto, ¿quién se puede extrañar de que te cueste dormir bien? ¿O que te pases la mayor parte del día con el ceño fruncido, sin que haya un motivo específico para tu enfado? Tan habitual como que te sientes a comer sin apenas ganas y engullas rápidamente cualquier cosa para salir del paso. Son consecuencias bastante frecuentes de vivir con exceso de estrés y ansiedad.
Sin embargo, me parece interesante recordar que, tanto la ansiedad como el estrés son respuestas naturales del organismo, que tienen una misión:
- En el caso de la ansiedad, el objetivo es ponernos alerta ante un posible peligro. Así, se activan determinados mecanismos físicos que nos empujan a actuar a afrontar los retos.
- El estrés, por su parte, actúa como una especie de reactivador. Se explica muy bien si te acuerdas del superhéroe, The Flash, que con su supervelocidad podía llegar a cualquier parte en el mínimo tiempo. Un poco así es lo que hace el estrés, que vayas acelerado, para abarcar todo.
Así que, tendríamos que conocer mejor las herramientas con las que contamos para ir avanzando y superándonos. Una forma, además, de poder identificar mejor cuándo estos recursos traspasan la frontera de lo razonable y comienza un posible problema. Las primeras señales tienen que ver, por tanto, con la durabilidad y con la intensidad de esos síntomas de la ansiedad.
¿A qué partes del cuerpo afecta el estrés y la ansiedad?
En el apartado anterior, hemos citado solo tres ejemplos y ya queda claro que los síntomas de la ansiedad producto del estrés son muy diversos. Casi podríamos decir que acaba afectando a todo tu organismo, que no hay parte del cuerpo o de la mente en la que no se manifieste algún síntoma de esa ansiedad y estrés.
Para comenzar, están las consecuencias que tiene la ansiedad y el estrés en tu estado de ánimo y en tus emociones. Destaco solo las más comunes, porque el abanico es tan amplio como singularidades tenemos cada persona:
- Un miedo excesivo, que roza el pánico. Sobre todo, a no ser capaz de responder adecuadamente. Ese temor se puede focalizar en un elemento concreto (volar, la sangre, la oscuridad), lo que conocemos como fobias. O ser más general, lo que mina intensamente tu autoestima.
- Irritabilidad. Si te sientes mal contigo mismo, ¿cómo vas a poder relacionarte bien con los demás? Estás enfadado contigo, pero acabas enfrentado con el mundo. Es una reacción muy ligada a la frustración. Tu pareja es quien más suele sufrirlo; en ocasiones, es muy útil hacer terapia.
- Agitación. El insomnio y la dificultad para concentrarte son clásicos cuando se habla de estrés y de ansiedad. Y es que, vives en un permanente nerviosismo, en una tensión que te hace saltar ante el más mínimo estímulo. Una agitación que te impide bajar la guardia y acaba agotándote.
- Apatía y cansancio. ¿Para qué intentarlo, si ya sabes de antemano que está fuera de tu alcance? Se te quitan las ganas de hacer nada.
¿Cuáles son los síntomas de ansiedad en el cuerpo?
Quizá, una de las maneras más obvias de poder tomar conciencia de que atraviesas un momento de estrés excesivo tiene que ver con las señales que lanza tu cuerpo. También aquí, variedad y diversidad en los síntomas físicos y corporales de la ansiedad.
De nuevo, hay algunos incuestionables, que son los que recojo a continuación. Además, como sé que te puede agobiar su aparición, acompaño los síntomas de ansiedad con un pequeño consejo que te ayude a controlar esa situación puntualmente.
1. Aumento del ritmo cardíaco.
Una peculiaridad inherente al hablar de estrés y ansiedad. Recuerda que decíamos que son mecanismos que te ponen en alerta y te reactivan, de ahí esa aceleración de las pulsaciones.
Consejo: concéntrate en tu respiración, lo que se denomina técnica de respiración profunda.
2. La hiperventilación es uno de los síntomas de ansiedad
Ligado al anterior, también se produce una aceleración de la respiración o una respiración más superficial. En ambos casos, se produce una hiperventilación, es decir, un desequilibrio entre el CO₂ y el oxígeno. La consecuencia es que sientes como que te falta el aire. Puedes llegar a sentirte algo aturdido o mareado.
Consejo: puedes fruncir los labios, como si quisieras apagar una vela.
3. Temblores y sudoración
¿Quién no ha sentido que le temblaban las manos antes de empezar a escribir ese examen tan importante? ¿O las palmas de las manos sudorosas antes de entrar a una entrevista de trabajo? Son dos claros síntomas de ansiedad por estrés.
Consejo: además de la respiración profunda, es muy eficaz focalizar tu mente en una imagen. Da igual lo que sea, la vista a través de la ventana, un reloj en la pared, el bolígrafo que tienes en la mesa. De lo que se trata es de que te concentres en esa imagen y despejes tu mente de otros pensamientos.
Es esencial poder identificar los síntomas de la ansiedad para poder tomar el control sobre lo que te ocurre. Pero, si necesitas apoyo, no dudes en concertar una cita. Seguro que tendremos una conversación muy enriquecedora.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
