Nadie se conoce mejor que uno mismo. ¿O no? Pues, lo cierto es que no siempre conseguimos el nivel de autoconocimiento deseable. Y es esencial para desarrollar una adecuada gestión emocional. Veamos cómo reforzar estas habilidades tan íntimamente ligadas.
¿Qué es la gestión emocional?
En los últimos tiempos, es bastante frecuente oír hablar de las emociones y del papel que juegan en nuestro desarrollo personal o en nuestro comportamiento. También, en la forma en la que nos relacionamos con los demás. Como psicóloga, deja que me felicite, porque realmente es un salto cualitativo para empezar a cuidar nuestro bienestar mental y reducir problemas como la ansiedad.
Las personas no somos un ente pensante exclusivamente. Por supuesto, la parte racional, los pensamientos, lo que siempre se ha conocido como intelecto o inteligencia forma parte de nuestra esencia. Pero, no más que nuestros sentimientos. Es la combinación de ambos, pensamientos y emociones, lo que nos confiere nuestra singularidad. ¡Eres lo que piensas y lo que sientes!
Sin embargo, a menudo es complicado manejar nuestras emociones. Más aún, nos cuesta identificarlas. Seguro que en más de una ocasión te has sentido perdido, no entendías qué te pasaba o te sorprendías de tus propias reacciones.
No creas que es extraño, ya que el mundo de las emociones es complejo y entenderlo requiere de un esfuerzo. El estilo de vida actual no ayuda mucho, ya que vamos escasos de tiempo para dedicarlo a profundizar y analizar nuestras emociones. Para rematar, tampoco hemos recibido, en la mayoría de los casos, una adecuada educación emocional.
Cuando no es fácil entender lo que sientes
Las emociones no se condensan solo en estados que son muy fáciles de identificar como estar triste, alegre, enfadado o tener miedo. Cito estos cuatro ejemplos porque corresponden con algunas de las llamadas emociones básicas, más reconocibles. Si te paras a pensar en cualquiera de ellas, te resulta bastante sencillo ponerles nombre e, incluso, señalar la causa que te provocó esa emoción:
- Llevas unos días con ganas de llorar a todas horas y muy apático. Estás muy triste, pero es que te acabas de despedir de tu mascota, después de años juntos.
- Estás tenso, saltas ante cualquier ruido, tienes un nudo en el estómago y te cuesta dormir. Vives como en alerta constante, sin poder concentrarte. Acabas de hacerte una prueba médica y tienes miedo a que el resultado sea negativo.
Sin embargo, ahora piensa en algún momento en el que has sentido vergüenza. Probablemente, es una situación que te genera bastantes más dudas que los supuestos anteriores:
- Tú no has sido nunca una persona tímida, a la que le costase hablar en público, ¿por qué rehúyes hacerlo en esta ocasión?
- Tienes la respuesta correcta y lo sabes, ¿qué te impide alzar la mano y contestar?
- Es la primera vez que te quedas en casa, sin apuntarte a esa actividad con tus amigos, ¿realmente no te apetece?
- Llevas tres horas delante del espejo porque ningún look de los que te has puesto te convence para ir a esa fiesta. ¡No sabes de dónde te viene esa inseguridad, ese pensamiento de que vas a hacer el ridículo, te pongas lo que te pongas!
Y es que la vergüenza es una emoción compleja, más difícil de definir. Una especie de mezcla de miedo y culpabilidad. Y, curiosamente, es una de las que más te convendría saber gestionar, ya que puede resultar muy limitante en todas las facetas de tu vida.
Así que, ya ves, poner nombre y explicación a lo que sentimos no es tan simple como parece. Y, a la vez, es el primer paso imprescindible para adquirir esa capacidad de gestión emocional que tan bien te viene para tu día a día. Y, lo que es más importante, para sentirte bien e ir creciendo como persona.
La gestión emocional a través del autoconocimiento
Entramos en modo positivo. Piensa que ya hemos delimitado el problema y entendido en qué consiste. También, somos conscientes de que necesitamos superar este reto de controlar mejor nuestras emociones, ya que nos va a traer beneficios seguros.
¿Qué queda? Aprender a mejorar tu gestión emocional. Me alegra poder ayudarte y demostrarte cómo puedes conseguirlo si profundizas en el conocimiento de tus propias emociones. Estas pautas te resultarán muy prácticas para ir avanzando.
1. Reconectar con tu cuerpo para mejorar tu gestión emocional
Las emociones nos provocan reacciones físicas. Por tanto, relacionar esas señales con la emoción que las produce, es una excelente herramienta para poder poner nombre a lo que sientes.
Además, con el tiempo, vas a poder actuar a la inversa y usar tu cuerpo para manejar tus emociones. Es decir, saber controlar tu respiración, sirve para rebajar tu sensación de miedo, por ejemplo.
2. El poder de la palabra
En este caso, casi es más exacto hablar de palabra escrita. Porque lo que te propongo es un ejercicio por escrito. Hay distintas posibilidades:
- Ir haciendo un esquema (por escrito) de tus emociones, los síntomas que las acompañan y su detonante. Es muy útil para identificar tus emociones en otros momentos similares.
- Lleva un diario emocional de tu día a día. No hace falta que sea muy extenso. Basta que reflejes la emoción que ha protagonizado esa jornada. Tampoco es obligatorio hacerlo todos los días, aunque es lo recomendable.
3. Autoconocerse con ayuda de los demás
Por último, ya aunque parezca una contradicción, las otras personas pueden ser determinantes para que avances en tu autoconocimiento. También, en dos vertientes:
- Efecto espejo: Mediante la empatía vas a conectar con las emociones de otra persona y eso te ayudará a identificarlas cuando seas tú quien las sientes.
- La complicidad de los amigos: Pide a un amigo o a alguien muy cercano a ti que escriba sobre ti, cómo te ve, tus puntos fuertes y en lo que flaqueas. Eso sí, tienes que estar receptivo ante lo que diga, pero con espíritu crítico. Te interesa cómo te perciben los demás, aunque no quiere decir que no se equivoquen.
El dominio de la gestión emocional a través del autoconocimiento es un proceso enriquecedor en sí mismo y que, además, te reportará más bienestar y felicidad. No tienes por qué hacerlo solo, el apoyo psicológico es una de las herramientas que tienes a tu alcance.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
