Expresar tus emociones no solo es una forma de manifestar quién eres y cómo te sientes. Afecta a todas las facetas de la vida de una persona. Pero, no basta con mostrar tus sentimientos, hay que hacerlo de manera adecuada. Vamos a revisar las claves para conseguirlo.
Por qué es necesario saber expresar las emociones
Seguro que has oído hablar de la Inteligencia Emocional y la importancia de potenciar esta habilidad. Básicamente, el objetivo es optimizar nuestro potencial emocional, igual que siempre se ha destacado con respecto a la parte intelectual.
Puede que no acabes de valorar hasta qué punto te afecta esa expresión sana de tus sentimientos. Sin embargo, más allá de la liberación que supone dejar salir tus emociones, no reprimirlas, hay otros beneficios asociados muy significativos.
1. Expresar tus emociones mejora tu capacidad de resiliencia
Una de las habilidades que más nos ayudan a crecer y a evolucionar es la resiliencia. Se trata de un proceso por el que conseguimos superar las adversidades, sobreponernos a las dificultades e imprevistos que se van sucediendo a lo largo de nuestra vida. Y es que, expresar tus emociones implica que reconozcas lo que sientes, lo comprendas y lo aceptes.
Indudablemente, cuanto más resilientes seamos más posibilidades de ir avanzando en nuestro proyecto vital. Además, la resiliencia es una herramienta de aprendizaje, es decir, vamos acumulando esas experiencias superadas y la forma en la que lo hemos conseguido.
Al final, cuando surja una nueva dificultad, aunque sea de otra naturaleza, nos sentiremos más seguros y confiados para afrontarla, porque sabemos que ya lo hemos conseguido en otras ocasiones. Y, también, podremos tirar de capacidades que sabemos que tenemos y que funcionan.
2. Se refuerza tu autoestima
Plantéate por qué a veces te cuesta exteriorizar tus sentimientos. ¿No hay un trasfondo de temor a sentirte juzgado por los demás, a que no se entienda lo que te pasa? No es el único motivo, pero es uno de los que más peso suelen tener.
Pues bien, ahora dale la vuelta al planteamiento. Si eres capaz de mostrar tus emociones y notas que hay alguien al otro lado, que te muestran interés y comprensión, te vas a sentir más seguro.
Por eso, a más largo plazo, irás notando cómo vas dependiendo mucho menos de las opiniones y reacciones de los demás. Te conoces más, te respetas más y valoras más positivamente quién eres.
3. Te empoderas
Otra de esas palabras que se han puesto de moda en los últimos tiempos. Solemos asociar el empoderamiento al proceso por el que ciertos grupos o colectivos marginados van recuperando su protagonismo y fortalecen sus capacidades. Pero, es igualmente aplicable a cada uno de nosotros como personas individuales.
En este sentido, te empoderas cuando consigues tener el control de tu vida. Este equilibrio emocional, producto de la congruencia entre tus emociones y cómo las muestras, hace que te sientas más tranquilo, más seguro como te decía antes.
4. Estableces relaciones personales de más calidad
¡Olvídate de coleccionar amigos al peso como se fomenta desde las redes sociales! Un like no es comparable con tener al lado alguien que te apoya, te consuela y con el que reírte. Las relaciones sociales son una parte insustituible de nuestras vidas.
No podemos llamarle amigo a cualquier conocido. Igual que en el entorno familiar, un hermano, un padre, una madre son palabras con una carga emocional muy profunda. Detrás tiene que haber vínculos profundos, basados en el respeto, en la confianza y en la honestidad.
De nuevo, cuando eres capaz de expresar tus emociones adecuadamente, para que se entiendan, sin temor a mostrarnos como somos, quien está al otro lado lo nota. Valora tu sinceridad, el esfuerzo que haces, tu autenticidad. Todo ello revierte en la calidad de esas relaciones.
3 claves que facilitan la expresión de las emociones
La educación emocional debería ser uno de los pilares en los que se asienta la enseñanza de los niños desde que son bien pequeños. Así evitaríamos algunas de las cortapisas que nos impiden enfrentarnos a las emociones con más naturalidad. Por eso, como adultos y en la medida que podamos, deberíamos contribuir a facilitar la gestión emocional en la infancia y adolescencia.
Pero, lo más habitual es que hayamos llegado a la madurez con algunas carencias o trabas que te impiden expresar tus emociones de forma saludable. Estas pautas pueden resultarte útiles para ir mejorando tu expresión emocional.
1. Un respiro para tomar conciencia
Es evidente que no puedes pararte cada vez que aparece una emoción. Pero, sí estaría bien que encontraras un segundo para reconocer lo que estás sintiendo, al menos en los casos en los que esa emoción es más intensa.
Consejo: En este primer paso, no te compliques. Basta que te centres en reconocerla como una de las emociones básicas: miedo, tristeza, alegría, enfado, asco o sorpresa.
2. El poder de las palabras
Afortunadamente, tenemos un idioma muy rico en matices. Eso nos permite expresar las emociones con mayor exactitud. No es lo mismo decir que te sientes bien a usar otros calificativos como afortunado, ilusionado, recompensado. O en el plano de las emociones negativas, quedarte en un simple “estoy mal”, a concretar diciendo que te has enfadado o te has visto rechazado.
Consejo: Cuidado, es importante que expreses en primera persona, no poniendo el foco en el otro. Utilizando el ejemplo anterior, no deberías decir “me has rechazado”, sino “me he sentido rechazado”.
3. Dejar que el vaso rebose
Acumular emociones hasta que estallen porque ya no puedes más, sin duda, no es la forma más saludable de expresar las emociones. Eso no tiene nada que ver con el control, sino todo lo contrario y las consecuencias suelen ser negativas para todo el que se ve afectado.
Consejo: No se trata de ser quisquilloso, pero sí honesto. Si te molesta que tu amigo siempre llegue tarde, no vayas acumulando retrasos, mientras fuerzas una sonrisa. Es preferible que se lo comentes desde el principio, con respeto.
Expresar las emociones de manera saludable es esencial para tu crecimiento personal, para tu bienestar y para tus relaciones. ¡Puedes conseguirlo! Cuenta con la orientación psicológica que necesites, tan solo contactando conmigo.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
