La clave para equilibrar vida personal y profesional pasa por aprender a gestionar tu tiempo. Parece fácil, ¿verdad? Sin embargo, la realidad nos demuestra lo contrario. Revisamos algunas de las pautas esenciales que te ayudarán a conseguirlo.
La importancia de equilibrar vida personal y profesional
La dinámica de nuestras vidas implica hacer renuncias. Es imposible abarcarlo todo. Pero, en esa selección de prioridades, las relaciones personales y la carrera profesional no parecen piezas a las que queramos, ni debamos renunciar. De hecho, son pilares esenciales, imprescindibles para nuestra felicidad.
Y, claro, lo que queremos es dedicarle a estas facetas todo nuestro esfuerzo y atención, dentro de una agenda plagada de otras actividades necesarias. Sin duda, es imprescindible encontrar una forma de equilibrar vida personal y profesional. Sin olvidarnos de hacer un hueco para aquello que nos ilusiona, tiempo también para los sueños.
Porque, ¿cuál es la otra posibilidad? La más habitual es que nos dejemos absorber por el trabajo y le restemos tiempo e iniciativas a nuestra vida familiar, a los amigos, al ocio… a todas esas cosas que nos hacen felices. Centrarnos solo en el ámbito laboral, por mucho éxito que tengamos, nos genera insatisfacción, porque el trabajo no llena el hueco emocional que nos deja la falta de relaciones personales. Y, renunciar a la vertiente profesional, también hace mella en nuestro desarrollo integral como personas.
Claves para conciliar trabajo y vida personal
Además de vacíos e insatisfacciones, la falta de equilibrio entre tu vida laboral y personal suele incrementar el estrés y los estados de ansiedad. Parece que no hay duda posible, todo son beneficios para quienes consiguen encontrar esa armonía. Y tú puedes ser uno de ellos, si haces un pequeño cambio en tus planteamientos. Con estas pautas, te resultará más sencillo.
1. Toma conciencia de cómo gastas tu tiempo
¿A que te preocupas de saber a dónde va tu dinero y llevas un control de tus gastos? Pues, lo mismo te conviene hacer con tu tiempo. Siempre ha sido así, pero en la sociedad actual estamos entendiendo que, el tiempo es uno de nuestros mayores activos. Lo que ocurre es que la dinámica del día a día, pocas veces nos deja espacio para reflexionar y tomar decisiones conscientes sobre en qué invertimos nuestro tiempo.
Así que, vamos a recurrir a un clásico, el diario. Aunque te puede servir tu agenda personal o cualquier otra herramienta similar. El caso es que dediques unos minutos al finalizar el día para revisar tu jornada. Hace falta que haya bastante nivel de análisis, por eso me parece interesante el formato escrito. Te dejo una sencilla plantilla de tres columnas:
- Actividad: una descripción en pocas palabras (reunión con colaboradores, comida en casa, trayecto para recoger a los niños).
- Tiempo: con la mayor precisión posible, con horas y minutos. Y
- Tipo: solo tienes que poner una de estas letras: P (personal), T (trabajo), O (Otro tipo de actividad).
Es una forma muy práctica de que contabilices con bastante detalle en qué inviertes tu tiempo y de que visualices si hay desequilibrio.
2. Organización, organización y… delegación
El orden es imprescindible para equilibrar tu vida personal y profesional. Así que, ahora que tienes conciencia de cómo gastas tu tiempo, es el momento de revisar y simplificar. Sí, te va a tocar renunciar a algunas cosas. Tienes que jerarquizar y separar lo importante de lo superfluo.
Pero, aún hay más. Tienes que incorporar la palabra “delegar” a tu realidad y ¡utilizarla! Nadie es imprescindible y siempre hay otra persona que puede ocuparse de una tarea determinada.
Esta delegación no solo te va a devolver parte de tu tiempo. Además, mejora tus relaciones personales y laborales. La persona en la que delegas siente satisfacción al constatar que confías en su capacidad. Da igual que sea tu hijo o un compañero de trabajo, esa confianza es una excelente base para fortalecer vuestros vínculos. Eso sí, debes delegar de verdad, sin estar vigilando y controlando.
3. Vive el presente
Tómate cada nuevo amanecer como una oportunidad de empezar, de hacer una especie de reseteo. Sobre todo, pensando en aquellas situaciones que no se han resuelto como esperabas. Esa filosofía del carpe diem es muy eficaz para manejar las frustraciones o superar los errores.
Te das una oportunidad más para conseguir tus metas. Y, además, sin darte cuenta, vas dando un paso más para llegar a ese objetivo final más ambicioso.
4. Tienes que elegir: perfección o equilibrio
Cuando nos absorbe una actividad, ya sea el trabajo o el cuidado de tus hijos, detrás suele haber una búsqueda de la perfección. Eso también explica que nos cueste delegárselo a otro, porque pensamos que no puede hacerlo como nosotros.
Por eso, es esencial que cambies de objetivo. Tu meta es hacer, sin pensar en conseguir un resultado perfecto. Claro que en el trasfondo intentas dar lo mejor de ti, hacerlo lo mejor posible, pero asumiendo tus limitaciones con flexibilidad. En ocasiones, esto implica darte algo más de tiempo, ir poniéndote pequeños retos, que te van acercando a esa motivación final.
5. Equilibrar vida personal y profesional, ¡disfrutando!
Finalmente, todo este proceso no tiene sentido si estás ahondado en tu frustración. Tener datos objetivos de que no te organizas bien, que estás “abandonando” tus responsabilidades familiares o has dejado de cuidarte, puede generarte más presión o estrés.
Salvo que saques de su escondite a tu niño interior. Recuerda el placer de jugar por jugar, sin recompensas al final del trayecto. Cómo la curiosidad te lanzaba a vivir nuevas experiencias sin plantearte a dónde ibas a llegar. Casi siempre, las cosas sencillas son lo que más nos hace disfrutar.
Pon en práctica estos consejos para equilibrar tu vida personal y la profesional. Son una herramienta que funciona y lo hace en dos sentidos, aliviando la presión y el estrés diario. Simultáneamente, te ayuda a ir evolucionando y te acerca a tus sueños. Si piensas que no puedes comenzar por tu cuenta, mi apoyo y orientación están siempre a tu disposición.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
