Ser creativo no es una cualidad exclusiva de los artistas. ¡Ni mucho menos! Es una excelente herramienta para resolver problemas y evolucionar. Descubramos juntos cómo encontrar la inspiración, esa chispa que despierte de nuevo tu ilusión, incluso en los momentos más difíciles.
Encontrar esa inspiración que todos llevamos dentro
Nada de musas externas que alimentan aleatoriamente la creatividad, como se ha idealizado durante siglos al hablar de encontrar inspiración entre los que se dedican al arte. Y no lo digo yo, basta recordar las palabras que se atribuyen al genial pintor Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
Una idea que, por supuesto, es aplicable a la inspiración que nos sirve para motivarnos en la vida y sobreponernos a las complicaciones. Porque todos podemos valernos de la inspiración, tenemos ese “poder” en nuestro interior. Solo es cuestión de dar con la tecla que la despierte. Es más interesante de lo que imaginas, ya que te va a ser útil para cuestiones tan esenciales como:
- Genera lo que algunos llaman “motivación de enfoque”. Y te preguntarás con razón, ¿eso qué es? Pues, es ese estado en el que consigues estar muy centrado y enfocado, sabiendo cuáles son tus objetivos y hacia dónde dirigirte.
- Cuando estás inspirado, tienes ilusión y el convencimiento de que estás preparado para conseguir ese objetivo.
- Tienes más facilidad para interactuar con lo que te rodea. Es más, te apetece experimentar nuevas sensaciones. Aumentan tus ganas de aprender.
- Encontrar inspiración, especialmente cuando estás atravesando un mal momento, te reactiva. Facilita que te pongas en movimiento, que no te recrees en tu malestar, sino que salgas a seguir trabajando por tu bienestar.
Pero, quizá lo más positivo es que, gracias a la inspiración encuentras satisfacción en el propio hecho de perseguir esa meta. Tu ilusión te llena. Te basta con sentir que tienes en tus manos la fuerza y el poder para cambiar lo que quieras de tu vida.
Claves para convertir la dificultad en inspiración
Ya ves, ser capaz de encontrar inspiración no es una cuestión anecdótica. ¡Realmente puede ayudarte! Pero, es más, te propongo dar un paso más. Y que esa inspiración nazca de una sensación de fracaso, que le des la vuelta a un problema y lo conviertas en un potente estímulo.
1. No es tiempo de bajar los brazos
Ante un fallo o lo que algunos consideran un fracaso, tienes dos opciones. Te rindes y te quedas un tiempo ahí, rumiando tu pena. O te levantas y lo sigues intentando.
Sé que no es fácil. Pero, te puede servir si aprendes a visualizar el momento de dificultad como un puente, en el otro lado está tu objetivo y, antes o después, llegarás si sigues caminando.
Por cierto, te animo a usar la técnica del “Good bad interesting” para clarificar tu objetivo y que te resulte más fácil volver a ponerte en movimiento.
- Coges ese objetivo que no has conseguido.
- Haces tres columnas (bueno, malo, interesante).
- Vas poniendo todas las ideas que relaciones con ese asunto debajo del calificativo que mejor las represente.
- Este ejercicio te permite analizar con más objetividad lo que ha pasado y, también, encontrar el camino por el que avanzar con tu inspiración activada.
2. ¿Y si tiramos de los clásicos?
Seguro que has oído aquello de “rectificar es de sabios”, puro saber popular español reflejado en el refranero. Y hay más, la idea es más completa si aprovechamos lo que nos dijo el poeta Alexandre Pope “errar es de humanos, perdonar es divino, rectificar es de sabios”.
Como no queremos ser más nada más que seres humanos, asumimos que fallamos. Dejamos a los dioses en su paraíso. Y eso sí, aspiramos a ser más sabios, aprendiendo de los errores para mejorar.
No son las únicas frases que inciden en la idea de interpretar los errores como parte del proceso de aprendizaje. Se enfocan en darle la vuelta a la connotación negativa que asociamos con el fracaso. ¡Rompe con esa percepción! Interioriza que es una herramienta que te ayuda a evolucionar.
3. Fracaso, no fracasado
Este ejercicio de disociación es muy importante. Se trata de dejar de identificar el fracaso con tu identidad. Es decir, cometes un fallo puntual y ya está. No significa que seas un fracaso.
De verdad que el lenguaje es mucho más poderoso de lo que pensamos. Por eso, esfuérzate por usar bien las palabras. O sea, nada de “estoy fracasando”, “soy un desastre” o similares. Hay que sustituirlas por un “me he equivocado”, “esto no me salió como pensaba” o “en esta ocasión calculé mal las consecuencias”.
4. Escucha a tu yo interior
Para encontrar inspiración hay que pararse y poner atención. Si no estás en disposición de recibir ese soplo de aire fresco inspirador, va a pasar de largo. Y, claro, es imposible hacerlo mientras estás inmerso en el caos, en una actividad estresante o en estado de ansiedad. Necesitas paz interior.
Por tanto, tienes que ser capaz de poner tu mente en blanco. Y aquí, cada uno tiene una técnica que le funciona. Desde oír música a darse un baño para desconectar. Aunque, lo que siempre funciona es algún ejercicio de respiración. Cuanto más relajado, más perceptivo es tu cerebro.
5. No pierdas de vista tu objetivo
La inspiración tiene más eficacia cuanto más se focalice hacia una idea. Quiero decir que, mejor que tengas claro lo que persigues, que quieres alcanzar en cada momento. Siempre funciona más que vayamos paso a paso, antes que ponernos un objetivo demasiado amplio, poco contrastable y difuso.
Así que, recuerda, por mucho que encuentres la inspiración, si te dedicas a divagar, el estímulo y la motivación van a ser menos intensos.
Encontrar la inspiración exige una actitud activa y atenta por tu parte. Ahora que has descubierto lo estimulante y motivador que es estar inspirado, no debes dejar de aprovechar esta herramienta. Como cualquier habilidad, has visto que tiene maneras de fortalecerse. También, es un aspecto que podemos desarrollar y profundizar de una manera más personalizada, si quieres acudir a mi consulta de psicología.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
