La comunicación es una herramienta esencial para todos los seres humanos. No solo para relacionarnos con los demás, también con nosotros mismos. Aprendemos a mantener un diálogo interno en positivo y que nos impulse. Siempre se puede avanzar más.
El papel del diálogo interno
Te propongo un cierto cuestionamiento de esa contundente frase de “una imagen vale más que mil palabras”. No digo que no sea cierto el poder de lo visual, especialmente, cuando nos presenta una imagen sorprendente o muy descriptiva. Pero, ¿de verdad vale más que la palabra? ¿Acaso no necesita una descripción para entender toda su información?
Por eso, prefiero pensar que no existe un enfrentamiento entre palabras e imágenes, ambas se complementan. Y si hablamos de diálogo interno, es evidente que toca reivindicar la importancia de las palabras. Porque, la manera en la que establecemos esas conversaciones internas es tan impactante como el mensaje que manejamos.
No lo dudes, si te machacas con un talante excesivamente crítico, como hace ese profesor poco empático, vas a minar tu autoconfianza. En lugar de convertirte en tu mejor aliado, serás tu enemigo más feroz. Entre las posibles secuelas, un aumento del estrés y de la ansiedad.
Por el contrario, si te aplicas a ti mismo ese respeto y esa empatía que usas con los demás, animándote y siendo comprensivo con tus errores, refuerzas tu autoestima. Esa es la manera de conversar contigo mismo, la que te ayuda a seguir creciendo y avanzando.
Ejemplo diálogo interno
Te dejo una muestra de la misma situación, con las dos perspectivas de diálogo interno y verás qué fácil es distinguirlos. Después, nos pondremos en la tarea de transformar las conversaciones internas para que te las plantees.
Eras el responsable de organizar la cena de amigos que celebráis cada año. Una fecha muy esperada por todos los que participáis, ya que es la única ocasión en la que os reunís. El caso es que, esta vez, las cosas no salieron como habías planificado. Nada terrible, pero el restaurante tuvo fallos como retrasos con los platos, las raciones escasas y mala atención de los camareros.
Diálogo negativo: ¡Qué desastre, esto no había pasado nunca! Si es que, no sé cómo se me ocurrió hacerme cargo, nunca acierto y les he fastidiado el encuentro a todos. Seguro que no vuelven a fiarse de mí, ¡con toda la razón!
Diálogo positivo: Quizá no fue buena idea ir a un local nuevo en una ocasión tan especial, he aprendido y la próxima iré a lo seguro. Pero, tenía unas referencias muy buenas. Al menos supe reaccionar a tiempo y conseguí que nos invitasen al café y los postres.
Pautas para mejorar tus conversaciones internas
Es indudable que un cambio de enfoque en la forma que tienes de hablar contigo mismo solo te va a reportar beneficios. Por supuesto, no es algo que se consiga de un día para otro, pero cada avance lo notarás. Así que, es importante asumir que es un proceso, un paso a paso en el que debes ser constante.
1. Sé un narrador en segunda persona
Probablemente, no reaccionas con tanta dureza cuando te refieres a la actuación de otra persona. Pues, para hacer lo mismo contigo, adopta una postura más alejada. Te sirve para tener mayor sensación de control. Es tan sencillo como dirigirte a ti mismo, no en primera persona, sino en segunda.
Incorrecto: “¿Cómo he podido decir una tontería tan impresionante?”
Correcto: “¿Por qué piensas tan negativamente sobre tu actuación? Sabes que puedes hacerlo mejor”
2. Una perspectiva panorámica
Ahora hacemos fotos con el móvil y hemos perdido la costumbre de jugar con el enfoque del objetivo de la cámara. Este es el gesto que hacen los fotógrafos profesionales para hacer un Zoom y ampliar la perspectiva, de un plano más cercano a uno panorámico. Este último es el que te conviene para mantener un diálogo interior más positivo. Te permite relativizar y descubrir que tienes más opciones.
Incorrecto: “Estaba claro que te iba a venir grande, que no estás preparado para asumir esa responsabilidad”.
Correcto: “Vale, es normal que te preocupes, pero sabes que hay otras opciones. Solo tienes que decidir otro camino e intentarlo de nuevo”.
3. La filosofía del reemplazo
Este apartado se configura en dos fases. Primero, tienes que detectar las expresiones negativas que te dedicas a ti mismo. Después, debes sustituirlas por su versión en positivo.
Incorrecto: ¡Puff, como me equivoque en esta ocasión, voy a acabar sumido en una depresión!
Correcto: “Sé que no es fácil, pero también estoy seguro de que no voy a cejar en el empeño hasta encontrar una solución”.
4. El protagonismo de la empatía en tu diálogo interno
Siempre que me refiero a las relaciones personales, pongo el énfasis en la importancia de ser empáticos con el otro. ¿Y contigo? Pues, lo mismo. Empatizar no es otra cosa que entender los sentimientos ajenos, en este caso, los tuyos. Sin juzgar, ni interferir, mostrando apoyo.
Incorrecto: “Ya sabías que podías perder el trabajo y no hiciste nada. Es normal que ahora te sientas como un fracasado, no eres capaz de levantar cabeza”.
Correcto: “Es normal que estés algo noqueado, no te esperabas ese suspenso. Pero, ya lo has superado otras veces, esta no será distinta porque sabes esforzarte”.
5. Frena tus pensamientos
Por último, una de las situaciones más dañinas es la que provocan los pensamientos obsesivos. Te metes en una rueda sin fin en la que las acusaciones y los reproches hacia ti mismo se encadenan. Además, si no lo detienes, es un mecanismo que acabas automatizando y se va minando tu seguridad.
Hay una técnica para detener esos pensamientos. Se trata de cerrar los ojos, forzar ese pensamiento y cuando estés hablando, grita un ¡basta! Piensa que es similar a lo que hacemos cuando tenemos una discusión con alguien. Pruébalo, porque funciona.
Ser capaces de establecer un diálogo interno en positivo y enriquecedor es esencial para superar las dificultades, desde las más pequeñas a las de mayor trascendencia. Por eso, es importante que intentes aplicar los consejos que te he explicado. Además, de poder contactar conmigo y mi equipo si te sientes superado.
Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.
