¿Son peligrosos los mareos por ansiedad?

Un mareo puntual ya es, en sí mismo, una experiencia incómoda. ¡Qué decir si se trata de una sensación más continuada, como suele suceder cuando su origen es emocional! Sin embargo, el peligro de los mareos por ansiedad es leve y limitado, como te explico a continuación.

¿Existe algún peligro en los mareos por ansiedad?

Por supuesto, quédate tranquila, no existen peligros provocados por los mareos por ansiedad. Es decir, no es una situación que ponga en riesgo tu salud, ni física ni mental.

Ahora bien,  tú mejor que nadie sabes lo frustrante e incómoda que resulta esa sensación. Y, sobre todo, cómo puede llegar a limitarte ese miedo a que vayas a marearte en según qué situaciones. 

La verdad es que, como ya he comentado en otras ocasiones, el riesgo más peligroso y el más frecuente es que se cronifique e intensifique tu problema de ansiedad. De ahí, que insista en lo importante que es buscar una solución a tu problema de ansiedad. Entre otras razones porque conseguirás que, ¡por fin!, cesen los mareos. 

Por lo demás, el peligro en los mareos por ansiedad no difiere mucho del que se achaca a los de origen físico:

• - Pequeñas caídas o golpes mientras caminas por la inestabilidad y pérdida del sentido de equilibrio.
• - Dificultad para concentrarte en lo que estás haciendo por culpa de la confusión mental asociada a los mareos.
• - Fallos o errores como consecuencia de la visión borrosa.
  

¿Cómo combatir el mareo provocado por estrés?

Ya he señalado que, evitar cualquier mínimo peligro asociado a los mareos por ansiedad, pasa por trabajar sobre las causas de tus temores o ayudarte a controlar esos pensamientos y emociones negativas. Uno de tus mejores aliados es tu terapeuta, que te conoce y sabe cómo abordar contigo este problema.

En este sentido, es interesante que el primer objetivo sea encontrar un punto de inflexión. Ese click que rompa ese círculo en el que mareos y ansiedad se auto estimulan. Existen distintos enfoques terapéuticos que funcionan. Entre los que más se aplican:

• Las técnicas de relajación, especialmente las que te enseñan a controlar la respiración. 

• La Terapia Cognitivo Conductual, en sus distintas variables. Por ejemplo, en el caso de las fobias, es frecuente trabajar con la terapia de exposición, bien directa, imaginaria o, en los últimos tiempos, virtual.

• Las terapias de tercera generación, sobre todo, la Terapia de Aceptación y Compromiso.

• El EMDR, muy efectivo con la ansiedad provocada por una vivencia traumática.

Pero, es cierto que, en ocasiones, hace falta una actuación directa y más inmediata que sirva para reducir los mareos. En estas ocasiones, podemos destacar básicamente dos posibilidades, la medicación convencional o remedios de esos que se denominan naturales. 

¿Qué medicamentos se usan para tratar la ansiedad?

Por supuesto, existen fármacos que se usan como apoyo a las terapias en los tratamientos contra el trastorno de ansiedad. Y son los que podrían usarse para tratar estos mareos que, al final, surgen como reacción ante un temor o una situación que despierta tu sistema de alerta.

1. Tipos de medicinas para la ansiedad

Normalmente, se recetan tres tipos de medicamentos contra la ansiedad:

• Benzodiazepinas: un grupo amplio de fármacos que tienen un efecto relajante, interesante para tratar la ansiedad, sobre todo, los ataques de pánico o las crisis puntuales. Es esencial que sigas al pie de la letra las indicaciones de tu médico, en pautas y dosis. Como siempre que nos medicamos, lo importante es hacerlo bajo supervisión de los expertos, así no hay riesgo alguno.

• Antidepresivos. Hay gran variedad de fármacos contra la depresión. En pacientes con ansiedad, últimamente, se suelen usar los  inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS).

• Betabloqueantes. Este tipo de sustancias actúan sobre algunos de los síntomas físicos de la ansiedad, sobre todo, las palpitaciones.

2. ¿Es recomendable medicarse para minimizar el peligro de los mareos por ansiedad?

Es evidente que los profesionales de la salud mental tenemos capacidad para valorar en qué situaciones compensa recetar medicación contra los mareos por ansiedad. Porque, como prácticamente ocurre siempre, los fármacos pueden tener efectos secundarios y hay que valorar los riesgos/beneficios.

Por tanto, lo esencial es que la decisión quede en manos del médico o psiquiatra que mejor te conoce. Y, además, siempre respetando estos criterios:

• Se deben marcar unas pautas de medicación que no se pueden saltar o cambiar en ningún caso por parte del paciente.

• Debe recetarse con un fin concreto. Por ejemplo, si tienes pánico a volar, debes medicarte justo cuando te vas a exponer a la causa de tu temor. Pero, claro, si por cualquier motivo no tomas al final ese avión, entonces no debes tomarte la pastilla.

¿Qué puedo tomar para calmar los nervios y la ansiedad?

Una vez planteadas las opciones farmacológicas disponibles, siempre bajo supervisión de tu psicólogo o psiquiatra, es el momento de fijarnos en otra vía de la que habrás escuchado hablar. Me refiero a los llamados remedios “naturales”. Bajo este epígrafe se aúnan infinidad de soluciones que van desde las infusiones de hierbas, a la aromaterapia o técnicas orientales tipo acupuntura o masajes.

Lo cierto es que no existe mucha documentación o estudios que avalen la eficacia de este tipo de remedios contra los mareos por ansiedad. Pero, también es cierto que la mayor parte de ellos son inocuos, no suponen riesgo alguno para tu salud.

Por este motivo, si notas que tomarte una infusión de valeriana te ayuda a ir más relajada a esa entrevista de trabajo que tanto te preocupa, puedes hacerlo sin problema. Lo mismo ocurre si darte un baño con sales perfumadas, baja tu nivel de estrés. Al final, se trata de usar el sentido común e, insisto, siempre limitarte a opciones que no te reporten riesgo de sufrir secuelas. Ante cualquier duda, no te lo pienses, coméntalo con tu médico o psicólogo, es quién mejor puede orientarte.

El peligro de los mareos por ansiedad tiene más que ver con el estado anímico de tensión continuada que te provoca. Sin duda, la mejor forma de minimizarlo es ponerte en manos de un psicólogo. Por supuesto, puedes contar con mi experiencia y formación para orientarte en los pasos a seguir.