Mareos por ansiedad: causas, síntomas y duración

Marearse es una experiencia bastante desagradable. Además, si se repite, es lógico que te genere preocupación pensando en sus causas. La verdad es que puede tener un origen físico, aunque también hay muchas probabilidades de que sean mareos por ansiedad, como vamos a analizar.

La estrecha relación entre mareos y ansiedad

No te preocupes, mi objetivo es ayudarte a resolver tus dudas sobre si lo que sufres son mareos por ansiedad. Y, también, a dimensionar el problema para que te resulte más fácil abordarlo. Porque, ¡cuándo entendemos qué nos pasa, es más sencillo encontrar salidas!

Sin embargo, o precisamente por eso, es interesante aclarar algunos puntos de partida que sirven para entender la importancia de saber qué son concretamente los mareos por ansiedad, una realidad más común de lo que parece. No sé si te servirá de consuelo, pero son muchas las personas que comparten contigo esa molesta experiencia de marearse y que el trasfondo sea un ataque de ansiedad.

1. Por su prevalencia

La ansiedad es uno de los trastornos emocionales con mayor incidencia entre la población mundial, junto con la depresión y el estrés. No conoce de sesgos por sexo o edades y se extiende por cualquier rincón del planeta. Y, las prospecciones coinciden en que es un problema en aumento.

2. La ansiedad está infradiagnosticada

Se trata de un problema complejo, que se manifiesta de una forma muy diversa. Además, por desgracia, aún existe rechazo a pedir ayuda a los profesionales de la salud mental. Y cuanto más tarde se gestiona, más posibilidades de que se cronifique.

3. La presencia de mareos facilita el diagnóstico de la ansiedad

Aquí es donde queríamos llegar. Y es que, una vez que el médico ha descartado el origen físico de tus mareos, es bastante razonable que estén relacionados con la ansiedad. Así que, es interesante que los mareos sean el vehículo por el que los psicólogos llegamos a ti y, como consecuencia, podemos ayudarte.

¿Cómo saber si los mareos son por ansiedad?

Bien, después de la introducción anterior, cuyo sentido era delimitar la verdadera realidad de los mareos por ansiedad, entramos de pleno en resolver tus inquietudes. Y lo esencial es que sepas cómo puedes identificar si tus mareos son producto de la ansiedad.

El primer paso es evidente, debes consultar a tu médico, para que descarte cualquier posible origen físico. Las enfermedades que cursan con este síntoma son muy diversas. Aquí solo te dejamos algunos ejemplos de patologías leves que incluyen los mareos entre sus síntomas, a modo de orientación:

• Alteraciones de la presión arterial.

• Deshidratación o desnutrición.

• Insomnio.

• Disfunciones del aparato digestivo.

• Problemas en el sistema auditivo, especialmente en el oído interno.

• Cervicales.

Entonces, ¿marearse por ansiedad es diferente?

Realmente, en principio, habría que decir que no, las sensaciones son similares. O, al menos no más que los mareos inducidos por otras causas. Y es que, cada persona siente y explica cómo es su mareo de una forma individual.

Quizá, sería interesante recordar qué son los mareos, como concepto genérico. Se trata de un estado de aturdimiento y pérdida de estabilidad, que puede acompañarse de:

• Náuseas o vómitos.

• Sensación de debilidad, incluso, con miedo a perder el conocimiento.

• Pensamiento confuso.

• Visión borrosa o dificultad para enfocar.

• Pueden presentarse simultáneamente vértigos, o sea, percepción de que todo a tu alrededor gira o se mueve.

Pero, más allá de los síntomas comunes, en el caso de los mareos por ansiedad, podemos encontrar algunos elementos diferenciales:

1. Por el momento en el que surgen

Cuando hay un problema arterial o postural, por ejemplo, sueles marearte tras un movimiento brusco. Es muy típico, el mareo al levantarse de la cama o después de estar sentado.

Por el contrario, los mareos por ansiedad se presentan en un momento de tensión emocional fuerte. Algunos casos habituales:

• En una discusión.

• Si tienes una entrevista de trabajo.

• Cuando debes afrontar una decisión.

Además, si tu ansiedad va ligada a un miedo concreto, el mareo surge en el momento de exposición a ese elemento concreto. Un caso muy ilustrativo, para que lo entiendas: si tienes agorafobia, cuando estás en un centro comercial lleno de gente.

2. Síntomas específicos de los mareos por ansiedad

Puede parecer un poco contradictorio con esa afirmación inicial de que no hay diferencias entre los mareos por ansiedad y los que tienen otro origen. Sin embargo, no me refiero a que tengan síntomas generales distintos, sino que hay que añadir algunos específicos, además de esos comunes.

Sobre todo, estos síntomas tienen que ver con la reacción corporal propia de un estado de ansiedad. No olvidemos que, al final, se trata de un mecanismo que nos alerta frente a un peligro, aunque este no sea real. Por eso, los mareos por ansiedad suelen seguir un proceso:

• Primero, una fuerte tensión muscular.

• Aumento rápido del ritmo cardiaco y respiratorio.

• Sensación de falta de aire.

• Sudoración.

• Distensión y debilidad muscular, momento en el que se produce el mareo propiamente dicho.

3. La duración y prevalencia

Los mareos por ansiedad suelen responder a un estado prolongado de angustia, más que a una situación puntual. Por así decirlo, son más probables cuando la ansiedad se ha cronificado. Como consecuencia, los mareos tampoco son puntuales, son relativamente frecuentes. Y, por supuesto, se prolongan en el tiempo. Si echas la vista atrás, descubres que te pasa desde hace tiempo, con mayor o menor intensidad.

Salir de círculo vicioso de los mareos por ansiedad

Finalmente, también hay que señalar otra peculiaridad de los mareos por ansiedad. Sobre todo, porque incide en la importancia de buscar una solución para el problema de fondo. Y es que, la ansiedad produce mareos que, a su vez, te generan ansiedad. No es un trabalenguas, sino la descripción de un círculo que se retroalimenta y que, si no se frena, va ganando en intensidad y presencia.

Los mareos por ansiedad son una señal de alerta, un mensaje que te envía tu mente y tu cuerpo para decirte que algo no va todo lo bien que debería. Hay soluciones y te animo a que las exploremos en mi consulta psicológica. ¡Te mereces sentirte mejor y tienes a tu alcance conseguirlo!