608 44 96 09
Psicología general

¿Demasiado amor puede limitar? Los riesgos de sobreproteger a tus hijos

Cualquier niño o niña merece el máximo cuidado y atención por parte de los adultos, sobre todo si son sus padres. Pero, ¡cuidado con excedernos! La tendencia de sobreproteger a los hijos no es positiva, ni para ellos, ni para ti. Te doy algunas claves para que no te agobies y manejes estas situaciones.

¿Qué es sobreproteger a los hijos?

Ya te adelantaba que la protección de los hijos no solo es deseable, sino que es una de las funciones esenciales de padres y madres. Esto quiere decir que nos preocupamos, estamos vigilantes e intentamos prevenir que se expongan a riesgos o peligros. ¡Quién no quiere verles felices y disfrutando seguros!

Entonces, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de sobreprotección de los niños? Es probable que te suenen términos como “madres agenda”, “padres helicóptero” o “niños burbuja”. Son todos términos coloquiales muy descriptivos que aluden a este problema, aunque prefiero evitarlos porque pueden tener un cierto matiz despectivo.

Sobreproteger a tus hijos es ir mucho más allá de cuidarles y cubrir sus necesidades físicas y emocionales. Los padres sobre protectores toman todas las decisiones de sus hijos, solucionarles todos sus problemas, pensar por ello. Están siempre supervisando cada detalle de sus vidas y vetan sus iniciativas.

Ejemplos de sobreprotección infantil

No se trata de generarte mayor angustia, ni que te cuestiones tu papel como progenitor. Soy muy consciente de la presión que se ejerce hoy sobre padres y madres, exigiendo que sean perfectos, que no se equivoquen nunca. Seguro que, si todos empezamos por naturalizar esta situación, quitándole el dramatismo, vamos a disfrutar más de esta etapa tan enriquecedora.

Por eso, quiero ponerte dos ejemplos de actitudes sobreprotectoras con los hijos, en contraposición con la versión más equilibrada. Mi idea es ayudarte a identificar lo que te ocurre y cómo puedes cambiar, pero dentro de la normalidad, sin que te sientas culpable.

“Ya te visto yo, que tardas mucho”

Una de las claves para entender lo que es la sobreprotección es que no perdamos la perspectiva de la edad. Es decir, que a los niños hay que ir dándoles autonomía en función de sus capacidades. No exigirles más de lo que pueden hacer, pero tampoco quitarles sus responsabilidades. El aprendizaje y la madurez es un proceso, no algo que ocurre de golpe.

De ahí que este primer ejemplo sea tan clarificador. A partir de los 2 años, hay que empezar a dejar que los niños se vistan solos. No por completo, ni los gestos más complicados, como los botones o los cordones. Y siempre, bajo tu supervisión. Pero, debes tener paciencia y dejar que se vaya vistiendo solo, aunque tarde más que tú.

Consejo: Tampoco se trata de que tu hijo se frustre. Lo adecuado sería tener alguna frase de ánimo, a la vez que le recuerdas que puede pedirte ayuda.

“¡Qué bien te has subido el pantalón! Si no puedes con la cremallera, me lo dices y te enseño cómo hacerlo”.

“Vamos a ponernos con los deberes, que tú solo no los acabarás”

Este es uno de los temas más frecuentes y delicados, el de los padres asumiendo los deberes y la agenda escolar de sus hijos. Sé que no es fácil, pero el profesor no pone tareas para que se resuelvan de forma impecable. El objetivo de los deberes es comprobar si los alumnos han entendido lo que se ha dado en clase, para reforzar o volver a explicar donde se detecten carencias.

Por tanto, lo que necesita es que tu hijo deje en blanco algo que no entiende o dé una respuesta equivocada, si ha fijado mal un concepto.

Consejo: De nuevo, es importante que los niños no se sientan abandonados a su suerte. Pero, eso no quiere decir que asumas sus responsabilidades. Si tiene dificultades con los deberes y te pregunta, dile que anote sus dudas para comentarlo con el profesor al día siguiente. Explícale que eso no es negativo, ni va a afectar a sus notas.

“No te preocupes, lo has intentado. No pasa nada por dejar ese problema en blanco, verás cómo lo entiendes al revisarlo en clase”.

Consecuencias de la hiperprotección infantil

Vuelvo a insistir en que es importante abordar este asunto de la sobreprotección de los hijos con tranquilidad, desde la moderación y sin dramatismos. No es el enfoque más enriquecedor, porque ralentiza el aprendizaje y la autonomía de los niños. Estos son los aspectos que más se ven afectados:

  • Son niños más miedosos. Es normal, si tienen que tomar decisiones, cualquier pequeño imprevisto les parece un mundo. Sobre todo, cuando pasa y tú no estás a su lado para darle esa seguridad.
  • Tienen más dificultad en sus relaciones sociales. Aquí pueden pasar dos cosas, que tiendan a depender de sus amigos, en los que recae ese papel de figura que toma decisiones por ellos cuando no estáis los padres. O, el caso opuesto, que sean algo tiranos con sus compañeros, al considerar que tienen que estar a su disposición para todo como haces tú.
  • Se frustran más. Un niño que no está acostumbrado a escuchar un no por respuesta, reacciona mal cuando no consigue lo que persigue. Como evitas que se exponga a cometer un error, además, tendrá menos iniciativa para intentar nuevas experiencias, por temor a que salgan mal.
  • No desarrolla todas sus capacidades. Los seres humanos nos crecemos ante las dificultades, aprendemos de los errores, sacamos lo mejor de nosotros en las situaciones límite. ¿No te has aplicado a ti mismo alguna de estas frases alguna vez? Pues, en proporción a su edad y habilidades, es un planteamiento igual de inspirador para que tus hijos sepan que pueden superarse.

Siempre es un buen momento para que tomes cartas y empieces a modificar tu actitud. Sobreproteger a los hijos afecta a su proceso de crecimiento personal, aunque lo estés haciendo con tu mejor intención. Pero, tampoco te sientas culpable, es más frecuente de lo que piensas. Solo tienes que tomar conciencia y, por supuesto, pedir apoyo psicológico en caso de ver que te supera.

Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.

Compartir