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Psicología general

¿Dolores inexplicables? Puede que tus emociones sean la causa

La relación entre mente y cuerpo es indiscutible. Una de sus manifestaciones más evidentes son los dolores emocionales. ¿Sabes qué son y el mecanismo que los causa? Deja que te ayude a entender hasta dónde puede dañarte la somatización de tus emociones.

Entendiendo el concepto de dolores emocionales

En esta ocasión, la expresión dolor emocional no se refiere a ese desasosiego o malestar psicológico, un poco difuso, que sientes cuando estás atravesando un mal momento emocional. Estamos bajando a un plano mucho más físico, tratando de comprender hasta qué punto una emoción mal gestionada puede estar desencadenando un dolor físico.

Y, estoy segura de que no te suena tan lejano, ni te sorprende tanto. En tus propias carnes o a través de alguien cercano, ¿quién no sabe algo sobre los síntomas físicos del estrés? Por no hablar de la experiencia con la ansiedad, que puede llegar a provocar mareos, entre un largo sinfín de síntomas.

Los dolores emocionales aluden a esas situaciones en las que te encuentras mal, pero es imposible encontrar un detonante físico que explique esos problemas. Por supuesto, como ves, estoy dando por descontado que acudes a tu médico para que descarte cualquier diagnóstico de enfermedad.

Y, a la vez, no le resto importancia a tu sufrimiento, al contrario. Tú te encuentras mal, eso es real. Es más, el hecho de no encontrarle una explicación a esas molestias, solo puede aumentar ese malestar. Pero, también debes saber que tu salud no corre grave peligro. Cuanto antes identifiques qué te ocurre, antes se puede solucionar y salir de esta situación.

La relación entre emociones reprimidas y salud

¿Todas las emociones nos afectan igual en lo que se refiere a la salud? Es difícil generalizar, porque este asunto depende directamente de la gestión emocional de cada persona. Pero, es evidente que los problemas suelen derivar de experiencias que te generan una vivencia negativa.

Hay varias razones que explican esta diferencia. Sobre todo influye esa percepción y reacción que recibes del exterior. Ninguno somos capaces de abstraernos totalmente de las opiniones ajenas. Y, claro, especialmente en esta “sociedad de triunfadores”, el sufrimiento, la tristeza y el dolor están muy mal vistos.

¿Cuál es la respuesta más habitual? Pues, intentar ocultar esos sentimientos dolorosos y negativos. Nos da vergüenza y miedo manifestarlos y acabamos reprimiendo nuestras emociones. Un círculo vicioso que se retroalimenta y fácilmente acaba repercutiendo en nuestra salud.

Además, incluso si no las reprimes, las emociones negativas suelen vivirse con mayor intensidad y cuesta más superarlas. Esa suma de mayor tiempo y más impacto hace que no solo suframos emocionalmente, también el cuerpo se puede llegar a ver afectado.

Principales molestias físicas de origen emocional

Tenemos el contexto y el origen que explica por qué existen los dolores emocionales. Ahora, es esencial que sepas identificarlos. De nuevo, la gama de manifestaciones físicas que provoca la somatización de emociones es amplia.

Por cierto, este término de somatizar se asocia al estrés y a la ansiedad, para explicar cómo un alto nivel de estrés o ansiedad acaba manifestándose en ciertos problemas de salud para los que no hay una explicación física. Y es que emociones reprimidas, estados de ansiedad y estrés están íntimamente relacionados y, a la vez, son el origen de los principales dolores emocionales, que son:

  • Dolores de cabeza.
  • Sensación generalizada y permanente de cansancio.
  • Tensión muscular, especialmente en la zona de las cervicales, que puede producir contracturas, calambres y problemas similares.
  • Problemas estomacales, desde sensación de vacío o náuseas, hasta gases o pesadez en las digestiones.
  • Alteraciones en el cabello: aumento de la grasa, caspa, o aumento de la caída.
  • Afectaciones en la piel, básicamente dermatitis, irritaciones, descamación, intensificación del acné.
  • Bruxismo, con sus consecuencias en el estado bucal o repercusiones en la zona mandibular que, incluso, pueden derivar en dolores de oído.
  • Taquicardias y aumento del ritmo de pulsaciones.
  • Descontrol en material de alimentación y en las rutinas de sueño, tanto por defecto como por exceso.

Pautas para superar el dolor emocional

Una vez que tu médico ha descartado un origen físico como causa de tus problemas, lo ideal sería que recibieras apoyo psicológico para ayudarte a manejar ese estrés o ansiedad. Sobre todo, para mostrarte cómo puedes mejorar en la gestión de tus emociones.

Y es que estas son las claves para combatir tus dolores emocionales. Los psicólogos tenemos mucho que decirte. Pero es verdad que, también, tienes algunas herramientas muy eficaces con las que puedes ir trabajando.

Háblate para superar los dolores emocionales

El mecanismo mental que se pone en marcha para que podamos hablar en voz alta, es interesante para aplicarlo a este tema del dolor emocional. ¿O acaso no preparas con antelación tus intervenciones cuando tienes que exponer en voz alta? Tienes que ordenar las ideas para exponerlas con coherencia y seleccionar las expresiones para que se entienda tu mensaje.

Este mismo proceso te permite una especie de catarsis si se lo aplicas a tus emociones: las identificas, las asumes y las dejas salir.

No te pelees contigo mismo

Una cosa es afrontar y otra muy distinta confrontar. En el primer caso, te pones cara a cara con tus emociones para poder asumirlas. Pero, en el segundo, lo que haces es todo lo contrario. Te parece que te equivocaste, te enfadas con lo que hiciste o te sientes culpable de ese error. Nada de esto va a ayudarte emocionalmente. Por cierto, tampoco es interesante extender esa discusión con los demás. Normalmente, estarás más irritado y tenso, con menos capacidad de razonar y establecer una conversación inteligente.

El ejercicio de puesta en tierra o grounding

Finalmente, vamos a aprovechar esa relación entre mente y cuerpo para trabajar físicamente en el control del dolor emocional. Te animo a probar este sencillo ejercicio que sirve para desviar los pensamientos negativos. Se trata de ir estimulando distintas áreas:

  • Corporal: mediante el deporte, el baile, un paseo o cualquier actividad física.
  • Auditiva: exponte a música o sonidos que te agraden.
  • Visual: Observa imágenes que te relajen.
  • Gustativa: saborea platos y texturas que te gusten, disfrutando de ellos.
  • Olfativa: ya sabes, lo que se conoce como Aromaterapia, exposición a olores y fragancias de tu preferencia.
  • Del tacto: haz manualidades o, simplemente, acaricia.

Conviene enfrentarse a los dolores emocionales con la mayor anticipación, para minimizar sus posibles efectos. Hay mucho que mi equipo y yo podemos hacer, si decides contar con nuestro apoyo psicológico.

Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.

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