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Psicología general

La importancia de la empatía en la gestión de relaciones personales

Puede que te sorprenda esta afirmación, pero no basta con ser empático. Esta importante habilidad solo es efectiva si sabes aplicarla adecuadamente en la gestión de tus relaciones personales. Te explico las claves para entender qué es y cómo funciona la empatía.

Empatía y gestión de las relaciones personales

En principio, la mente humana está “programada” para cuidar y mantener los vínculos afectivos. Esta cualidad se asienta, entre otras herramientas, en la capacidad de comprender los sentimientos ajenos. Y esto es, básicamente, la empatía, el poder de sintonizar con las emociones de otras personas.

Sin embargo, esta especie de instinto natural que nos ayudaría a establecer y gestionar nuestras relaciones personales, tiene algunos matices. Primero, por una cuestión de cantidad. Es indudable que hay personas más empáticas que otras. Es decir, con más facilidad para ponerse en la piel del otro.

En este punto, lo esencial es retomar la idea de esa potencialidad que todos tenemos de ser empáticos. Es verdad que nuestras propias vivencias, el modelo educativo y ciertos elementos del contexto social en el que nos desenvolvemos, afectan a nuestra empatía. Pero, es un proceso de aprendizaje reversible, puedes superar esas deficiencias y profundizar en tu capacidad de empatizar.

Entender qué es la gestión empática de las relaciones personales

Pero, hay un segundo plano que me interesa más en esta ocasión, el de la calidad de la empatía. Analizamos juntos una situación y dos posibles respuestas empáticas para que visualices esa diferencia.

Ejemplo

Has tenido ese típico día negro en el que es imposible que nada te salga peor: un rapapolvo por un fallo en el trabajo, tu amigo te llama para reprocharte tu ausencia en su fiesta, llevas dos horas intentando encontrar aparcamiento. Y, para rematar, llegas a casa y tu perro se ha entretenido destrozando tu planta favorita.

Es fácil imaginar cuál es tu estado de ánimo. Y más allá de lo que digas, los mensajes gestuales están avisando de tu malestar y enfado. Ahí está tu pareja para darse cuenta de cómo te sientes, o sea, para empatizar contigo. Estas son dos posibles reacciones:

  • “Veo que otra vez te has enfadado, mira que te digo que no te tomes todo tan dramáticamente, seguro que no es para tanto”.
  • “Ya recojo yo este pequeño desastre del tiesto roto, mientras tú te das una ducha. Después, si te apetece me cuentas, me gustaría saber lo que ha pasado”.

En ambos casos, no hay duda de que tu pareja ha percibido tu enfado. Sin embargo, ¿realmente en ambos casos podemos hablar de una gestión de relaciones personales con empatía? Desde luego, parece que la intención es la de limar asperezas y hacerte sentir mejor. Pero, ¿es efectivo poner el foco en la parte negativa de tu malestar? O ¿intentar reconfortarte, contagiarte su resiliencia emocional y recordarte que tienes a alguien que te escucha?

Desde la Psicología distinguimos entre la empatía proyectada y la empatía útil:

  • En el primer supuesto, tu pareja ha sido capaz de entender qué sientes, ha funcionado como una especie de espejo en el que reflejarte. Pero, su intensificación de tu enfado, ¿te sirve para superar ese mal momento o más bien te hace recrearte en el dolor?
  • En el segundo, hay un intento de acompañarte, de compartir. Y, sobre todo, te propone una vía para que canalices ese daño y salgas de ese mal momento. Sin duda, esta empatía útil, que actúa, es mucho más efectiva para la gestión de las relaciones personales.

Claves para gestionar mejor tus relaciones

No cabe duda, necesitamos más y mejor empatía. Y la necesitamos en cualquiera de las facetas de nuestra vida. Ahora que tanto se habla de polarización o de individualismo en una sociedad con protagonismo de las relaciones a través de redes sociales, tenemos que esforzarnos más por entender las emociones de quienes más lejanos nos parecen.

Y, no solo, comprender, es interesante dar un paso más en esa empatía constructiva que ayuda en la gestión de las relaciones personales. Te propongo una fórmula basada en tres ejes:

1. Reciprocidad emocional

Siempre que iniciamos cualquier relación interpersonal esperamos un cierto equilibrio afectivo. No se trata de ir con un medidor de interés, ni hacer un listado con lo que das y te dan. El concepto de reciprocidad está muy ligado al de empatía, es algo así como un “Soy sensible a tus emociones, me importa lo que te pasa y espero que a ti te pase lo mismo”.

2. Poner atención

Nuestras relaciones personales merecen ser mimadas y cuidadas. Por supuesto, es importante que reacciones cuando notas que el otro te necesita. Sin embargo, lo es aún más que tengas una actitud proactiva, con iniciativa por tu parte. Demostrando que estás ahí, incluso sin presencia física.

Es una propuesta sencilla. Ese saludo cotidiano con una sonrisa a tu pareja o preguntar a tu compañero por su salud, cuando vuelve de una baja. En general, se trata de estar atento a las señales y reaccionar con interés en cuanto notas que algo puede ir mal.

3. Gestión de las relaciones personales desde el respeto

Sin duda, este es un factor esencial para poder relacionarnos saludablemente con cualquier persona, da igual que sea un amigo, tu pareja o el vecino que te cruzas en el ascensor. ¿Y qué es respetar a una persona? Simplemente, aceptarla y no querer cambiarlo por tu conveniencia.

El respeto implica que no juzgues al otro. Eso no quiere decir que tengas que mimetizarte con él, ni que debáis pensar lo mismo. Es una cuestión de escuchar, de estar a su lado, sin poner etiquetas. Te aseguro que se puede establecer una relación sana y enriquecedora con alguien que no tiene tus mismas opiniones o pensamientos. De hecho, es de lo más enriquecedor poder compartir experiencias y visiones distintas.

Espero que se hayan disipado algunas de tus dudas sobre el papel de la empatía en la gestión de las relaciones personales. Así será posible que la apliques en tu vida cotidiana y puedas comprobar el cambio que supone. Por supuesto, en mi consulta psicológica podemos ayudarte a profundizar más en esta y otras habilidades sociales.

Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.

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