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Psicología general

Los efectos de la represión emocional y cómo liberarte de ellos

¿Sientes a veces una especie de bajón anímico al que no puedes dar una explicación? Esta es una de las posibles secuelas de la represión emocional. Liberar y expresar lo que sentimos es necesario, por eso, quiero ayudarte a manejarlo.

Delimitando qué es la represión emocional

Puede que pienses que esto no va contigo, que tú eres muy espontáneo en la manifestación de tus emociones, que ríes, lloras o te enfadas cuando procede. Pero, la represión emocional no es sinónimo de frialdad o hieratismo absoluto. Como casi siempre hay niveles de mayor o menor contención emocional.

Reprimir las emociones se refiere, por supuesto, a guardarnos para nosotros nuestras penas o nuestras frustraciones. También, alude a ese comportamiento en el que procuramos no manifestar alegría, o disimulamos un enfado.

O sea, que tenemos ya dos factores esenciales para entender que es la represión emocional y en los que me parece importante insistir para entender bien esta realidad:

  • Hay casos en los que se evita totalmente mostrar una emoción, pero hay otros en los que demostramos mucho menos de lo que sentimos, hay una parte que contenemos.
  • No solo reprimimos emociones de las llamadas negativas, aunque es más frecuente. También, limitamos las manifestaciones de los sentimientos positivos.

Entender por qué reprimimos las emociones

Las emociones son reacciones inmediatas que se activan en las personas ante un estímulo externo o interno. Este mecanismo natural tiene un primer objetivo, el de la supervivencia, como se ve claramente cuando sentimos miedo ante un peligro. Además, sirven para reafirmarnos ante situaciones positivas. Y, finalmente, son una herramienta que facilita la cohesión social, las relaciones interpersonales.

Si son tan útiles y necesarias, ¿qué sentido tiene que reprimamos esas emociones? Pues, lo cierto es que hay dos razones que lo explican.

1. Represión emocional como mecanismo de defensa

Especialmente en el caso de las emociones negativas, puede que afrontar el dolor, el miedo o la incertidumbre que nos provocan haga que las ignoremos. Algo así como lo que se desprende del refrán “ojos que no ven, corazón que no siente”.

Consecuencia: Reprimir una emoción no la “desactiva”, recuerda que lo único que haces es no expresarla. De hecho, lo más normal es que se vaya acumulando y el malestar sea mayor, aunque no seas consciente.

2. Nos educan para reprimir lo que sentimos

Hay un factor cultural que es determinante para explicar la represión de las emociones. Desde niños, se nos enseña a no manifestar lo que sentimos. No solo es ese típico, “no llores”. También se llama la atención a un niño o niña que se ríe a carcajadas. Incluso, se les explica que no tienen que enfadarse.

Consecuencia: Reprimir es lo contrario que gestionar. Claro que es importante aprender a tener un control de las emociones desde que somos pequeños. Pero, una cosa es articular mecanismos para manejar las emociones, y otra muy distinta ocultarlas, no compartirlas. La represión, precisamente lo que hace, es no dejarnos trabajar nuestra emotividad.

Los efectos de la represión de nuestras emociones

Es imposible dejar de sentir. Serás o no consciente, pero las emociones forman parte intrínseca de ti, de cualquiera de nosotros. No, no solo somos seres racionales, también somos seres emocionales. Y deberíamos entenderlo. Es más, es importante que comencemos a darle el valor que tienen a las emociones.

Porque, los efectos de reprimir las emociones son múltiples, tanto a nivel físico como psicológico. Estos son algunos de los más frecuentes en plano físico:

  • Manifestaciones muy similares a las que provoca el estrés o la ansiedad: taquicardia, temblores, dolores de cabeza o tensión muscular.
  • Es muy habitual que afecten al sistema digestivo, ese nudo en el estómago que nos impide comer o lo contrario, nos lanza a la nevera a ingerir cualquier cosa que encontremos.
  • Afecta a la calidad de nuestro sueño. No solo porque podemos tener dificultad para dormir. Es que no es raro que suframos pesadillas, ya que el sueño es uno de los mecanismos de la mente para liberar represiones, como ya señaló Freud, entre otros.

En cuanto a las repercusiones psicológicas que deja la represión emocional, hay dos que quiero destacar:

  • Generan ansiedad, en sus distintas formas. Muy especialmente, pueden dar lugar a ataques de ansiedad.
  • Conductas desadaptativas. Esta es la denominación psicológica de esos comportamientos negativos para intentar neutralizar el daño que nos hace una emoción. Uno de los más representativos es la evitación, generalmente evadiéndonos mediante el consumo de sustancias nocivas como el alcohol. Otra es la rumia, es decir, darle una y mil vueltas a un determinado pensamiento.

Consejos para combatir la represión emocional

Aquí voy a ser muy contundente, la única forma de no reprimir las emociones o dejar de hacerlo es mediante la gestión emocional. Básicamente, se trata de identificar, entender y aceptar lo que sentimos. A partir de este conocimiento, puedes canalizar tus emociones de forma que no te desborden, pero tampoco que se queden ocultas.

Es un proceso de aprendizaje que no se acaba nunca, porque nuestro mecanismo emocional se va transformando y adaptando a lo largo de la vida. Pero te va enriqueciendo mientras vas progresando. Y, además, la gestión de las emociones siempre se asienta sobre estos ejes:

  • Trabaja en tu autoafirmación, poniendo en valor tus puntos fuertes. Puede ser útil, recordar situaciones en las que saliste airoso y te sentiste bien contigo mismo.
  • Escribe lo que sientes. Si no eres capaz de comunicar a otra persona lo que sientes, déjalo salir en el papel. Con el tiempo, te ayudará a mostrárselo a los demás.
  • Las técnicas de relajación y respiración son muy eficaces para controlar los efectos físicos de la represión emocional. También, hacer deporte.
  • Sé honesto. No hay sentimientos buenos o malos, son tus sentimientos. Intenta no juzgarte, simplemente reconocer cómo eres.

La represión emocional no te va a reportar ningún beneficio, mucho menos si la dejas cronificarse. Confía en ti mismo, porque cuentas con capacidad para gestionar lo que sientes y dejarlo fluir. Pero, si te sientes bloqueado, en nuestro equipo psicológico encontrarás todo el acompañamiento que necesites.

Psicóloga colegiada B-01444. Especialista en Terapias de Tercera Generación. Terapia de Aceptación y Compromiso. Terapia Cognitivo Conductual y Neurociencias. Acreditada como Hipnoterapeuta clínico Experto en Psicosomática.

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